DE LOS RUDOS ES EL AMOR DE LAS MUJERES.

_{Por Scott Wolf}

Saludos hombres de este siglo donde el privilegiado rol de la masculinidad ha caído en franca decadencia y la serpiente astuta del feminismo tóxico ha engañado la humanidad, aplastando las pasiones viriles, domando el espíritu varonil, destronando la fuerza por las emociones, cambiando espadas por rosas y creando un mundo donde los extraordinarios bárbaros deben rendir su masculinidad violenta a la suavidad femenina. Y pese a todo te preguntas ¿Por qué las mujeres prefieren a los hombres rudos?

Desde niños, hombres y mujeres somos criados de forma diferente, ya sea en roles de género, juegos, vestimenta, tareas de hogar, etc. Seguro notaste que a tu hermana, sobrina, prima, en fin, la hembra de la familia, se le trataba con una condescendencia casi rayana en adoración. El fiestón de 15 años es para la niña, la mejor comida es para la nena, la ropa más fina es para la princesa. Ella es intocable y sus pataletas calmadas con el helado, la ropa o el juguete de su predilección.

En conclusión, ellas se creen reinas y salen al mundo con dicha creencia que se ve alimentada por las legiones de simps, pordioseros de atención, perros falderos amaestrados en satisfacer sus caprichos, pagando sus  gastos, arruinándose en citas, cumpleaños y fechas señaladas, buscando el favor de una hembra que ni los mira, fortaleciendo el mito de que son merecedoras del mundo. Si eres de esta ralea, luego no te quejes cuando te desprecien porque a ellas no les atraen ni un comino los debiluchos que aceptan todas sus imposiciones con mansedumbre cual  criado dócil y patético y mucho menos las enciende un tímido sexual que las trata en la cama con dulzura femenina, portándose como corderito donde debiera ser lobo feroz y avergonzando de paso a las hordas masculinas de ruda estirpe.

¡Abre los ojos y la mente, salvaje! Ellas prefieren al badboy porque se desmarca del resto, no se anda disculpando, ni pidiendo permiso, sino que sigue temerario su camino de aventuras con adrenalina y testosterona corriendo por sus venas, sabiendo que la vida es una para vivirla, entrena para ser poderoso y sexualmente las desgarra como perro rabioso sembrando la voraz simiente en terreno fértil.

¡SOMOS HOMBRES! Los que aún las mismas amazonas buscaban para reproducirse, los viriles y brutales guerreros que esposas y doncellas esperaban ansiosas para ser domadas y sí ellas no satisfacían los requerimientos cazaban la que les gustara para saciar el bruto apetito con el que nacemos.

¿Crees que ella se rendirá a tus pies porque seas bondadoso, te pases horas escuchando sus problemas o siendo su amigo que secretamente sufre sus confidencias de como delira por el cabrón que marcó su cuerpo y su alma? Despierta refinado…ellas buscan el cuerpo fiero que las sodomiza, el carácter firme que las domina, el varón que las somete una y otra vez. Piensa compañero, ellas no son las diosas amorosas o ninfas divinas de tus desviadas fantasías, que vienen a escuchar y curar tus problemas de abandono maternal mientras te abrazan con delicadeza voluptuosa. Las mujeres defecan, escupen, se pedorrean, vomitan y esputan igual que nosotros. Su feminidad es para nuestro deleite y para disfrutar de ello tienes que ser el bárbaro que la naturaleza te destinó a ser y en el que te conviertes luchando ferozmente por la supervivencia del más fuerte, irguiéndonos arrogantes ante las adversidades como el hombre que eres. No seas débil ni sumiso porque naciste para conquistar en toda esfera, y no para ver cómo te desplazan a un lado, o ser usado como reproductor para luego impedirte criar tu sangre y perpetuar tan digno legado.

Ella debe respetarte más que amarte, y eso te lo ganas con tu actitud de masculino, recio y rudo. Aprende a serlo.